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domingo, mayo 19, 2024

Taller de restauración entrega nuevas capacidades a personas en situación de calle

Una jornada más de aprendizaje y una jornada más de posibilidades. Es quizá la mejor forma de definir el taller de restauración impulsado por el municipio serenense, a través de su Departamento de la Familia, con la Universidad de La Serena y su escuela de Diseño, que paso a paso permite a los usuarios del Albergue Protege, aprender técnicas para recuperar objetos en desuso y transformarlos en hermosos productos que tendrán nueva vida. 

“Esto es parte de la vinculación con el medio que tenemos como municipio desde nuestro Albergue. Son diez personas las que están tomando parte y los hemos visto muy entusiasmados, muy felices. Es una experiencia que es muy provechosa para ellos, porque les abre la posibilidad de tener un ingreso con lo que aprendan”, destacó Carol Chandía, coordinadora del Albergue, instancia administrada entre el Ministerio de Desarrollo Social y la Municipalidad de La Serena mediante su Departamento de Familia. 

Así, tras una clase previa de inducción general donde se les entregaron los primeros conceptos realizada en octubre pasado, estaban ansiosos por empezar y fueron tomando retazos de madera y vidrio, para recuperar entre otras cosas una pajarera, un skate o crear maceteros o funcionales asientos con pallets. Todo guiado por los docentes y por los estudiantes de segundo año de Diseño Social, para quienes ha sido una experiencia enriquecedora no sólo para su futuro profesional, sino también personal. Tal como para los propios beneficiados, personas en situación de calle que acoge dicho recinto. Alexis Tortoza lleva cuatro meses ahí derivado desde el hospital, al no tener un techo donde dormir. Su alegría y emoción y evidente al hablar. “Me agrada mucho, me parece muy creativo, productivo y muy divertido también. No tenía mayor conocimiento de esto y siempre hay una primera vez. Es un aprendizaje que le puede servir económicamente a uno para más adelante”, relató, mientras untaba con pegamento unos listones de madrea sobre la mesa de trabajo. 

Marco Rodríguez, otro de los beneficiados, es no vidente y gracias a su desarrollado sentido del tacto, sus manos avanzan rápidamente en una antigua patineta. “Muy agradecido, en especial de los jóvenes que me enseñan. Estoy aprendiendo de a poco a lijar y emparejar la madera y se me hace fácil sentir si está quedando bien. A futuro puede ser una buena oportunidad de trabajo para mí”, explicó en medio de una pausa en su labor junto a Sebastián García, su alumno guía. “Trabaja súper bien, se da cuenta de las imperfecciones. Transmitirle lo que yo sé es maravilloso, estar compartiendo con personas que viven esta otra realidad ha sido muy bueno. Las cosas que estamos arreglando no son obsoletas, como son considerados ellos en la sociedad. Es lo que tratamos de hacer, que haya una segunda oportunidad. En lo profesional esta experiencia me permitirá tener una mirada distinta al entrar al mundo laboral y me llenaría de orgullo ver en algún lugar alguno de los objetos que repararon”, cuenta con cierta emoción. La misma emoción que transmite en sus palabras, María José Oyarzo, una de las alumnas de Diseño que acompaña en este taller a Lino Villalobos en la confección de macetas de vidrio. “Utilizamos retazos de las vidrierías y con un molde lo medimos y los cortamos con las herramientas adecuadas. Ha sido muy grato, muy divertido también, intercambiar conocimiento con él, porque también ya sabía algo. Es una satisfacción personal, porque todos aprendemos de todos”, dijo. Por ello, don Lino reconoce la dedicación y cariño que han tenido los jóvenes hacia ellos en esta iniciativa sociolaboral que mezcla una verdadera terapia para restaurar el alma. “Me gustó hacer lo maceteros de vidrio, porque vamos a crear espacios para las plantas. Sabía algo, pero ella (María José) me enseñó cosas nuevas. Le agradezco mucho que me enseñe y la oportunidad, porque quizá se vuelva un emprendimiento y pueda vender después en la feria. Estoy feliz”. 

Y es que la interacción e intercambio de conocimientos ha sido clave en este proceso de superación que les abre la opción de una nueva vida, lejos de las calles fortaleciendo sus talentos, y a los jóvenes, aportar desde su vereda y desarrollarse como futuros profesionales con un sentido más social al conocer de cerca esta barrera que existe con seres humanos que han vivido una dura precariedad. Así, como destacan las docentes a cargo de los alumnos universitarios. “Sé lo sanador que es relacionarse con la materia y traspasar esto a personas que les puede cambiar el día o su vida, es muy gratificante. Verlos incluso diseñar, porque restaurar nos pone un desafío en ese sentido, lo están viviendo todos”, destacó María Andrea Álvarez, profesora de la carrera de Diseño Social de la ULS. Con ella coincidió su colega Débora Zepeda, profesora de Taller de dicha carrera, quien destacó que este proyecto marca un precedente. “Es primera vez que doy esta asignatura y llevarla a un terreno local se hace imprescindible para que los estudiantes hagan conexión con su entorno y que conozcan que a través del arte estas personas que están en una situación difícil pueden llegar reincorporarse a la sociedad y recuperar su autoestima. Ese nexo, hace que nuestro tejido social se reconstruya. No sólo motiva seguir a nivel de nuestra universidad, sino es importante hacer un llamado a distintas instituciones a que se sumen, porque se incorpora la sociedad completa”, puntualizó. 

Pronto los beneficiarios del Albergue Protege del municipio, exhibirán sus productos ya terminados en una ceremonia que sin duda tendrá un profundo significado y será estimulante e inolvidable para todos los participantes que obtienen un valioso crecimiento personal y nuevas herramientas para desenvolverse y enfrentar la vida. 

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