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domingo, mayo 19, 2024

La Serena; “Casa Taller Patio de Luz”, el fruto de un sueño con sello propio

Ciclo de entrevistas Financiadas con Recursos del “Fondo de Fomento de Medios de Comunicación 2018”

 

Susan Ortiz, de 44 años, madre de un hijo, trabaja tiempo completo como secretaria en la CRDP (Corporación Regional de Desarrollo Productivo) pero su gran pasión está orientada al diseño, a la creación de manualidades. Ella tiene un emprendimiento familiar de un grupo de mujeres, vinculadas absolutamente, porque son madre e hijas, su mamá Emilia teje y es como la jefa familiar, luego viene ella que hace manualidades, después su hermana Karina que es orfebre y su hermana menor, María Fernanda que hace atrapasueños y masoterapia, entre otras cosas. Todas conforman el grupo que se llama “Casa Taller Patio de Luz”, independientemente de eso cada una tiene su propia marca y  su propio sello en cuanto a las labores que realiza.

¿Cómo comenzó este emprendimiento?

“Siempre nace como una necesidad súper personal de poder expresar los talentos que uno tiene, porque siempre uno está haciendo cositas como para uno, para la familia, siempre nos ha gustado regalar lo que hacemos nosotros, sentimos que a las personas que queremos las podemos regalonear con algo que es de nuestra esencia y eso parte por crear. Así fuimos regalando nuestras creaciones a nuestro círculo más cercano, con el tiempo y el boca a boca se fue dando, nos fueron pidiendo productos para comprar y nosotras nunca pensamos en hacer un negocio de esto pero en el camino se transformó y vimos que había una posibilidad de sacarle provecho, avanzar y sacar una entrada extra para complementar la renta, porque somos todas jefas de hogar, tenemos nuestros hijos y tenemos que sacarlos adelante, además que personalmente es súper enriquecedor”.

¿Cuáles son sus principales productos?

“Tenemos una amplia gama de productos, mi mamá es la que teje, ella teje con lanas naturales, le gusta el tema bien artesanal, los telares, crochet, cosas así; yo trabajo las maderas, los mosaicos y desde hace 8 años que estoy incursionando en la loza pintada, además, siempre voy viendo también posibilidades en cosas que se puedan reciclar o transformar orientadas a lo que es la decoración y la ornamentación, entre ellas, cuadros, bandejas, cajas de té, etc. En lo que es mosaico traigo maderas del sur como raulí.  En el caso de la loza pintada hago juegos de tazas, a la gente le gusta mucho tener cosas especiales, ahora vemos harto en el comercio juegos de té que están súper de moda pero la idea mía es darle un sello personal, que cada persona se lleve un objeto único, porque si lo encuentras en el retail por muy bonita que sea la taza hay 30, en cambio, en mi tienda hay sólo una y así para todos los tipos de productos.

Con respecto al trabajo de mi hermana Karina, que es orfebre, ella estuvo en Santiago, se preparó y estudió allá en unos cursos especiales de la Universidad de Chile, ella también trabaja con piezas únicas en plata, cobre, bronce, con piedras semipreciosas y piedras locales.

En el caso de María Fernanda, ella tiene atrapasueños de diversos tamaños, colores, tipos, recicla igual y es más un tema terapéutico porque ella tiene capacidades diferentes, lo de ella está orientado a desarrollarse, a sentirse útil, además que las personas como ella tienen un sello muy especial, una espiritualidad muy rica y eso es lo que ella explora a través de sus creaciones.

 Entre todas armamos un conjunto de productos manufacturados totalmente a mano, las bases las compramos pero tratamos de darle nuestro sello a todo lo que hacemos, que sean muy especiales y exclusivos. En ese camino nos hemos ido reconociendo también como familia, empoderándonos como mujeres, sintiéndonos felices porque la gente se lleva nuestras cosas y más allá de las profesiones que podamos tener cada una de nosotras, hemos crecido muchísimo y nos hemos unido mucho más de la mano del emprendimiento”.

¿Cuántos años llevan con el negocio?

“Esto comenzó alrededor de hace 27 años, desde que nació mi hermana menor, yo tenía 16 años y más o menos en ese período empezamos a hacer trabajos para regalar a la familia y a los amigos, ya después, hace unos 10 años comenzamos a trabajar en ferias, ya sea a través de fomento productivo o a través de productoras y aproximadamente hace 4 años ya nos formalizamos, eso quiere decir, que ya tenemos la iniciación de actividades, yo soy la que está a cargo de la casa taller pero entre todas concretamos este sueño”.

 

¿Fue muy difícil conseguirse los permisos?

“Fíjate que no, pero eso tiene que ver también con la educación que uno tiene, con no tenerle temor a la institución, con saber lo que significa y eso es lo que yo pido, que en los cursos y en los talleres a los que uno va les expliquen a las personas en general, porque yo que siempre he trabajado en el área de administración, sé lo que significa llevar una contabilidad ordenada, poder tener tu boleta, eso te abre puertas, más allá de lo que significa a lo mejor pagar un impuesto todos los meses o llevar tus libros ordenados, te abre puertas para postular a proyectos, para complementar tu renta, para presentarte en cualquier parte porque tienes tu boleta, tienes tu patente y son cosas súper importantes para poder crecer. Es verdad que todo el mundo te asusta con el tema de los pagos pero yo no me hago ningún problema y hago mi boleta porque también es una garantía para el cliente, le da una seriedad a mi trabajo y mi cliente me compra con confianza ya que ahí están mis datos. Es un paso que yo sentí que era necesario dar, a estas alturas del partido ya tenemos nuestra propia contadora, tenemos contabilidad electrónica también, somos bien ordenadas, a lo mejor no es mucha la producción que tenemos porque nuestros productos no son de primera necesidad y son absolutamente esporádicos, por temporadas como para navidad, para el día de la mamá y hay tiempos en que esto está súper pacífico pero si ha sido muy importante porque marca un antes y un después en términos de lo que es la venta hacia el cliente, el control de lo que nosotros hacemos y también nos permite comprar productos en el mercado formal, entonces si yo compro un material que no me satisface o viene de mala calidad voy y lo devuelvo, eso es súper importante porque cuando tú no puedes pedir factura ni boleta y compras de manera informal también pierdes, entonces para mí ha sido una ganancia, un crecimiento haber dado ese paso”.

¿Se demoran mucho los procesos de los permisos?

“No, yo siento que no, pero tú tienes que realizar varias etapas, yo primero hice el proceso de ir a la institución y averiguar, fui a Impuestos Internos bajo recomendación de Fomento Productivo y de otras instituciones a las que había ido a capacitarme, como por ejemplo, Corfo, fui a averiguar qué tanto me convenía también porque igual te asustan y la persona que me atendió me dijo que no había problema, que podía formalizar y me indicó qué tipo de boleta tenía que mandar a hacer, dónde era conveniente, etc. Cuando completé ese proceso entre preguntar, la imprenta y todo no fueron más de 15 días, en ese momento yo ya tenía la iniciación de actividades hecha con el giro que necesitaba, a la vez había mandado a hacer las boletas, las traje de vuelta, las fui a timbrar, me timbraron 5 talonarios y ahí empecé a dar boleta, fue una buena experiencia para mí”.

¿Cómo lo has hecho con el financiamiento?

“Como es un emprendimiento familiar juntamos el aporte de cada una de las socias, cada una tenía su capital y entre todas armamos un conjunto que es lo que se presenta como declaración de capital propio para empezar, que son aproximadamente 600 mil pesos, luego en el caso particular de cada una de las socias, por lo menos en el caso mío, con mi trabajo amortiguo parte y voy dejando dinero más lo que recupero de las ventas y voy jugando con los presupuestos; en el caso de mi hermana, ella tuvo acceso a un Capital Abeja, lo ganó y ahí armó su taller con algunas herramientas; en el caso de mi mamá, ella terminó su trabajo y con parte de su finiquito comenzó a trabajar y la Fernandita, que es la más chica, entre todas la ayudamos. Nosotras no hemos tenido todavía mucho acceso a las instituciones en términos de capital, no porque nos hayan negado sino que porque todavía no hemos llegado a ese punto, yo postulé el año antepasado a un Capital Abeja, pasé la primera etapa pero no pasé la segunda, haciendo un mea culpa creo que es porque no supe hacer el proyecto, no supe plantearlo bien y no encontré tampoco en la institución la ayuda como para facilitarme el entendimiento de qué es lo que tenía hacer como los cálculos o la proyección por ejemplo. A mí me faltó por desconocimiento, yo creo que si lo volviera a hacer me iría mucho mejor porque conozco un poco más los temas y acá también, tengo a lo mejor colaboración de mis colegas que me pueden orientar, creo que podría hacerlo, no lo he hecho aún porque siento que es un poco injusto que yo vaya a pedir algo si todavía no le estoy dedicando el cien por ciento, tengo mi tiempo ocupado acá, entonces siento que por el momento hay gente que lo necesita más”.

¿De dónde sacan la materia prima para trabajar?

“Compramos generalmente en el comercio de Santiago, que es donde está todo, allá compramos las bases y en el caso de las maderas las adquirimos en el sur, yo tengo mi propio proveedor en Concepción y cada cierto tiempo me manda sus listas y vamos comprando, lo que es orfebrería, las lanas y todo lo demás lo vemos en Santiago”.

¿Por qué se llama “Casa Taller Patio de Luz”?

“Se llama Casa Taller Patio de Luz porque cuando nos dieron el dato del arriendo nos vinimos de donde estábamos viviendo y se convirtió en nuestra casa, además, apartamos un lado para el taller y tiene un patio de luz. Donde está el living el techo no es de zinc es de policarbonato y tiene toda la luz del mundo todo el año, incluso tiene un árbol en el comedor, por eso le pusimos así, cada una puso su aporte como ha sucedido a lo largo de todo el camino. Esta es nuestra casa, también es nuestro taller y no tenemos un patio pero tenemos el patio de luz”.

¿Por qué crees que la gente elige tus productos?

“Porque siento que uno conecta con la gente de manera muy especial, por ejemplo, tengo gente que se ha llevado su cajita de té y después me manda fotos, comenta que la tiene en ese lugar porque le da luz y yo pensaba en eso cuando la estaba haciendo, eso es porque uno pone parte de sí en todo lo que hace. Para nosotras esto no es solamente un negocio sino que es como un hijo más, yo siento que cada vez que uno hace algo das un poco de ti pero recibes diez veces más, entonces es un círculo de energía súper potente que te hace sentir grande. Es más, te cuento que un poco antes de que yo me divorciara, que es un proceso que no es muy alegre, me sentía muy inútil, sentía que podía pero no sabía cómo, por lo que me agarré de mi emprendimiento y cuando la gente empezó a llevarse mis bandejas, mis cosas, yo empecé a recomponerme, además, somos mujeres que estamos solas, que tiramos la casa todos los días y que no tenemos el tiempo de caer en depresión porque hay niños, obligaciones y porque también hay sueños, aunque igual respeto a la gente que está enferma. Sin embargo, hay que recalcar que la vida se paraliza porque la estás pasando mal pero tus ideas siguen ahí, si uno se bloquea un tiempo no más, entonces esas piezas que tú sientes que se agrietaron se empiezan a pegar de nuevo y te sientes grande, yo me siento fascinada cuando la gente se lleva mis cosas, me siento alegre, cuando la vitrina la renuevo porque se llevan las cosas me siento contenta, es una terapia y es una energía muy potente, muy buena, aunque otras personas hagan el mismo producto pero la persona eligió el tuyo por algo, cosas así no se pueden valorizar en plata y siento que por eso también cuando los tiempos han sido malos no hemos bajado los brazos, no todo en el emprendimiento es dinero”.

¿Alguna vez por el hecho de ser mujeres se sintieron discriminadas?

“La verdad es que el tema de la discriminación no es parte de la sensación, si sentí que a veces las puertas se cerraban un poco, que a lo mejor cuesta más o que la gente puede poner en duda lo que tú haces pero eso te fortalece, no me hace sentir discriminada, nos empuja más todavía, la sensación nunca es negativa. A lo mejor uno nota que puede haber algo, por ejemplo, en el caso de mi hermana que es orfebre y que tiene que soldar pueden decir que no sabe hacerlo por el hecho de ser mujer o puede haber desconfianza en que paguemos nuestro arriendo por el hecho de que somos puras mujeres, en realidad, yo creo que existe la discriminación pero nosotras la hemos sabido sobrellevar bien, con seguridad, con compromiso y es por eso que siempre somos consideradas, porque somos responsables y respetuosas”.

¿Crees que hay brechas sociales y culturales en este proceso?  

“Sí, las hay, aunque para nosotras ha sido más fácil, porque si bien es cierto, ninguna es universitaria pero sí hemos tenido más roce por los trabajos que hemos desarrollado, por los lugares a los que hemos viajado o las experiencias que hemos vivido en el tiempo y eso yo lo he notado de repente cuando he ido a alguna parte que te atienden mejor que a otras personas y siempre trato de que eso no pase, de incluir porque a lo mejor la persona que está al lado mío no ha tenido las mismas oportunidades que uno, pero también hay gente que no las quiere no más y ahí no hay nada que hacer. También pasa cuando te invitan a las ferias, en las selecciones en cuanto a la imagen y eso también lo hemos notado, las productoras sólo llaman a las que tienen cierta categoría o cierto nivel, otro caso es con la gente con capacidades diferentes, por ejemplo, mi hermanita está dentro de nuestro grupo porque es nuestro emprendimiento familiar pero también siento que si ella no estuviera con nosotras sería muy difícil para ella poder insertarse en la sociedad”.

¿Pensaron en sumar a más personas en el negocio?

“Lo hicimos un tiempo, cuando ya logramos establecernos en la tienda pero no resultó porque es difícil alinearnos en un sólo tema, nunca hemos querido que la persona sólo vaya y deje sus cosas, siempre ha sido un proyecto integral, en el que tú vayas, atiendas, expliques y participes de las ferias a través de turnos. Entonces en ese momento encontramos emprendedores que querían participar pero sólo querían vitrina, que nosotras hiciéramos toda la pega y nos pagaban en todo caso pero no quisimos porque eso lo convierte sólo en negocio y no es nuestra idea, no sé si más adelante si no tengo trabajo llegue a pensar distinto pero hasta el momento ese no ha sido nuestro pensamiento y hemos tratado de mantenerlo, que sea un proyecto cálido y eso implica más allá del negocio”.

¿Cuál sería tu mensaje para las mujeres que tienen ganas de emprender?

“Les diría que se atrevieran, que crucen la línea sin ningún temor porque junto con crecer y desarrollarse como mujeres logran ser un aporte en la economía de su ciudad, de su región y en la medida que tú te decides a hacer cosas también vas cambiando este mundo con tu pequeño granito de arena, ahora siento que también todo el mundo dice que está todo hecho, es cierto, pero la energía y el amor que uno le pone a las cosas es único, entonces hay que darle sin temor, hay que atreverse, si uno nunca pierde, uno siempre tiene que ir avanzando, esto es para crecer”.

Esta historia de vida es muy especial ya que destaca que aunque las cosas se pongan difíciles siempre se puede salir adelante, cuando se tienen las ganas y el empuje todo es posible.

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