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martes, mayo 7, 2024

La higiene también es salud en la infancia

Sandra Díaz Rozas, académico de la Facultad de Enfermería de la UNAB, Sede Viña del Mar. 

La higiene es el conjunto de prácticas y comportamientos orientados a mantener condiciones de limpieza y aseo que favorezcan la salud de las personas.

La autoestima juega un papel fundamental frente a este aspecto, pues quien se aprecia y valora se esfuerza por verse y mantenerse bien. Los buenos hábitos de higiene ayudan a cuidar y a valorar nuestro cuerpo, prevenir enfermedades, sentirse bien con la apariencia y percibir la limpieza como un bienestar. La falta de higiene es una problemática que facilita la aparición de enfermedades e infecciones. En el caso de los niños menores de cinco años, enfermedades prevenibles como la diarrea o las infecciones respiratorias que pueden ser mortales.

La falta de higiene causa enfermedades como la sarna o escabiosis, pediculosis, parasitosis, micosis, influenza, Covid-19, diarreas, caries dentales y gingivitis pediátrica que, de no ser tratadas o detectadas de manera temprana, puede repercutir en la salud oral en la vida adulta.

Hay hábitos que debe adquirir un niño (a) para evitar problemas de salud. La ducha diaria es indispensable porque con ella se controlan olores naturales de nuestro cuerpo que son producidos básicamente por la transpiración o sudor y evitamos la presencia de gérmenes y bacterias que puedan afectar la salud de la piel. El lavado del cabello debe realizarse por lo menos dos veces por semana, utilizando un champú acorde al tipo de cabello. La limpieza y corte de las uñas de manos y pies, evita la adquisición de gérmenes y bacterias, que producen infecciones.

Asimismo, los ojos son órganos muy delicados, por lo tanto, no deben tocarse con las manos sucias ni con pañuelos u otros objetos. Su mecanismo propio de limpieza son las lágrimas.

La nariz permite la entrada de aire a los pulmones con la temperatura y humedad adecuadas, y libre de partículas extrañas. La producción de mocos es un proceso natural que sirve como lubrificante y filtro para el aire. Sin embargo, es necesario retirarlos varias veces al día, pues además de la incomodidad que representan, contienen partículas y microorganismos filtrados que pueden propiciar enfermedades.

Lavarse las manos es la mejor y más efectiva medida para prevenir enfermedades, tanto en niños como adultos. El contacto permanente de estas con papeles, alimentos crudos, objetos, dinero, animales o ambientes sucios, favorece el transporte de gérmenes y bacterias. Un hábito fundamental debe ser el lavado de las manos luego de ir al baño y antes de tocar o consumir los alimentos, tanto en la casa, en la escuela o en otro lugar.

Es fundamental realizar un correcto y periódico lavado de dientes, al menos dos veces al día, al levantarse y antes de dormir. La higiene de los oídos facilita la buena escucha. Se debe evitar que el agua entre a los oídos, y su aseo debe hacerse de manera periódica, teniendo en cuenta las recomendaciones de un médico y no introducir objetos en los oídos.

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