Aunque el cuadro peruano en el papel metía mucho menos miedo que los uruguayos, el duelo nunca fue de coser y cantar para la escuadra de Jorge Sampaoli. Chile arrancó con bríos y a los 3’, Eduardo Vargas quedó en posición de remate, tras un pase en profundidad de Alexis Sánchez; el disparo del delantero terminó yéndose al tiro de esquina. De todos modos, fue la primera declaración de intenciones de la escuadra chilena.
Seis minutos más tarde, sin embargo, Claudio Bravo se llevó un susto de proporciones con un cabezazo de Jefferson Farfán. “La Foquita” aprovechó con brillante salto un centro desde la derecha y estrelló el frentazo en el vertical derecho.
Envalentonado con su poder de fuego en delantera, los incaicos siguieron llevando peligro a la zaga chilena. A los 17’, Paolo Guerrero demostró su ralea como delantero, al apilar rivales y ceder atrás para Carlos Lobatón, cuyo disparo se fue levemente desviado.
Imperdonable resultó para los propios peruanos que, con tal dominio, el defensor Carlos Zambrano cayera en una irresponsabilidad que le costara la expulsión. Apenas a los 20 minutos, Perú vio derrumbarse sus afanes de equilibrio al quedar con un ho,mbre menos, asunto que facilitaría la ganancia territorial de Chile.
Cerca de la media hora y Jorge Valdivia con un derechazo angulado, a punto estuvo de derribar la resistencia del arquero Pedro Gellese. Luego, Eduardo Vargas, en la boca del arco, no pudo encontrar el claro para que el balón entrara.
La apertura de la cuenta estaba por caer y, a tres minutos del final de la primera parte, Eduardo Vrgas, a la postre el artífice de este triunfo chileno, marcó el primero al aprovechar un disparo de Alexis Sánchez que dio en el vertical izquierdo de Gallese.
En la segunda etapa, Chile se vio algo confundido en los primeros minutos. Conscientes de que no había mañana para ellos, los peruanos apelaron a todo el amor propio que les quedaba en el estanque y así lograron empatar: carrerón de Luis Advíncula por el ala derecha, centro al área y Gary Medel, en su intento por evitar que conectara Carrillo, envió el balón a propia puerta para el 1-1.
El panorama, eso sí, no alcanzó a complicarse del todo. Chile tiene en Eduardo Vargas a su redentor habitual. Por eso Sampaoli tanto confía en él. Por eso, el público chileno siente alivio cuando merodea el área. Por eso, el delantero va derecho a convertirse en uno de los mayores goleadores de Chile en la historia. Apenas cuatro minutos después del empate, un disparo inatajable y de pura creación personal, dejó a Gallese mordiendo el pasto, luego de una parábola imposible: 2-1 y la final muy cerca.
El 2-1 fue un golpe de KO para Perú. A partir del ahí, Chile pudo, finalmente, acomodarse en la cancha del Nacional y dominar el partido. Entre los 75 y los 77, La Roja tuvo dos oportunidades claras para aumentar el marcador, con disparos de Alexis y de Vidal respectivamente, que se fueron levemente desviados.
Chile manejó con sapiencia los últimos minutos. Prueba de ello es que desde el momento en que el juez asistente levantó el tablero indicando que de tiempo adicional se jugarían tres minutos, la pelota no salió jamás de territorio peruano.
Pitazo final y el delirio en Ñuñoa y en todo el país. Chile va a la final de la Copa América, a paso seguro y en su casa. Una instancia que La Roja no visita desde 1987 y que, hoy en día, con el apoyo de todo un pueblo y gracias a una generación de futbolistas brillante, no parece un territorio tan hostil.
Fuente: Area de Prensa ANFP
