Ciclo de entrevistas Financiadas con Recursos del “Fondo de Fomento de Medios de Comunicación 2022”
Ana Saavedra es una joven trabajadora del Centro Comunitario de Salud Familiar Villa Alemania, actualmente cumple el rol de administrativa y jefa de Some, labores que lleva desempeñando hace 10 años y que hace 2, desde el inicio de la pandemia, cambiaron completamente su rol.
La pandemia consiguió que realizara tareas que en su momento se convirtieron en un reto laboral, pero que no frenaron su trabajo y con ello seguir adelante, enfrentando los desafíos de ser mujer y trabajar en salud y estar en pleno contacto con el Covid-19.
¿Cuáles han sido los principales desafíos luego de la llegada del Covid-19?
“El desafío más grande que tuve fue estar en el punto de vacunación como digitadora de las vacunas, con el miedo latente a poder contagiarme porque eran filas eternas de pacientes que se venían a vacunar, entonces yo creo, que ese fue el gran desafío. Habían días en que vacunábamos desde 70 a 90 dosis, entonces, sobre todo yo, que era administrativa y que no había tenido acceso a esa plataforma del Registro Nacional de Inmunizaciones (RNI), tuve que aprender a ver el tema de las vacunas, a ver si tenían la primera y segunda dosis, si eran dosis únicas, ese fue mi principal desafío”.
¿Cuál fue el cambio en su vida laboral y personal en el antes y después de la llegada del Coronavirus?
“En el antes, estar acostumbrada a ver día a día a todo el equipo de trabajo, ver mis compañeros, compartir con ellos, el no tener que estar divididos, eso fue una gran característica que nos marcó a nosotros porque tuvimos que dividirnos por grupos. (…) En el Cecosf tratábamos de todos apoyar las diferentes funciones, por ejemplo éramos un grupo de 6 personas y teníamos que hacer de todo, desde el triage que se hacía en la puerta o tomar la temperatura, entregar los medicamentos y los alimentos a domicilio, cosa que antes no hacíamos, pero como éramos tan poquitas y teníamos que salir adelante con el trabajo del día a día, entre todas tratábamos de apoyar lo que más podíamos y al menos en mi caso traté de apoyar las diferentes funciones que teníamos asignadas”.
¿Qué impacto ha tenido en su salud mental trabajar en tiempos de pandemia?
“Trabajar con esto de la pandemia me afectó al tener miedo de perder a alguien de mi familia, ese fue mi miedo personal, que el Covid afectara de manera tan grande que alguno de mis seres queridos perdiera la vida”.
Al trabajar directamente en el lugar más expuesto al virus, ¿usted se contagió? ¿Cómo lo enfrentó con su familia? ¿Sintió temor?
“Yo me contagié este año recién, a fines de enero de 2022 y lamentablemente nos contagiamos los dos, yo con mi hijo, así que hicimos cuarentena los dos, estuvimos juntos y aislados, no fue tan traumante, al no tener que distanciarnos, estuvimos juntitos”.
“Claro, sentí temor, el miedo siempre está latente, yo creo que la palabra Covid asusta a muchas personas, sobre todo a las que somos mamás, sobre todo por los niños y los adultos mayores, pero ya teniendo las dosis de las vacunas, fue más llevadero, porque no hubo tanto síntoma como para tener una hospitalización o una intubación, fue más de cuidados en casa, mantener reposo y la cuarentena que era necesaria”.
Pero Ana Saavedra no solo cumplió con los retos que trajo consigo la pandemia, además siguió con su labor de madre al cuidado de su pequeño hijo.
¿Cómo ha logrado conciliar sus responsabilidades laborales con su rol de mujer, madre y dueña de casa?
“He tratado de llevarlo de la mejor manera posible y tratar también de cuidar mi salud mental, ya que, es prioridad para mí, para poder rendir bien en el trabajo, en mi casa como mamá, porque soy mamá, soy trabajadora, pero también soy estudiante, entonces trato de llevarlo de la mejor manera y darme tiempo para mí , porque si yo me agobio o si estoy estresada o la estoy pasando mal, eso me va a perjudicar tanto en lo laboral como en lo personal, entonces trato de, lo de la casa dejarlo en la casa, lo de la pega en el trabajo, porque si una parte de uno está mal, al final no se rinde bien”.
Ser mujer y trabajar en el ámbito de la salud, ¿usted ha sentido alguna inequidad o brecha en comparación con sus pares hombres?
“No, nunca he vivido una situación así, ya que acá en el Cecosf somos un grupo súper chiquitito de funcionarios, entonces la mayoría somos mujeres, creo que son 2 o 3 funcionarios hombres, entonces no ha existido esa situación, no se ha dado acá en el equipo”.
Personalmente, ¿cuál es la importancia que tiene su rol como funcionaria de la salud en el Cecosf?
“Yo encuentro que es súper importante, ya que, día a día tratamos de entregarle una atención de calidad a los pacientes, que se vayan con sus horas contentos, de darles una respuesta, quizás no darle la solución en el momento porque se escapa de nuestras manos, pero darle una atención de calidad, para que el paciente se vaya satisfecho y no se vaya frustrado cuando venga a su centro de salud”.
Para ir cerrando, usted al ser parte de una de las áreas más visitadas y visible como lo es el Some, ¿Cómo es el trato que reciben de parte de los usuarios?
“Como soy una funcionaria que ya lleva años en el Cecosf, la gente es muy amigable conmigo, porque ya me conocen y yo a ellos, entonces tenemos una llegada más cercana, sobre todo con los adultos mayores, con las dueñas de casa que son de acá del sector, son amigables y respetuosas conmigo”.
“Tenemos casos en que hay usuarios que son más demandantes, sobre todo los nuevos usuarios, que tienen menos paciencia con el tema de las horas o porque se demora un poco la agenda, cuando no encuentran hora muy luego suelen molestarse. Pero en realidad, en general yo trato de tener una buena llegada con los pacientes y que sea más ameno el trato, ya que somos un Cecosf tan chiquito inserto en la población que es todo comunitario, entonces la cercanía con las personas es más directa”.
